11 de diciembre de 2015

Alivio

Y la senti. sentí una punzada terrible al prometerte en un abrazo que no lo volvería a hacer. Sentí como mis ojos empezaron a brillar y mi corazón latía fuerte. Sentí un nudo en la garganta que me impidió decir con certeza esas palabras: 'te lo prometo' y es que hay poco de promesa en ese deseo.
Para mí dejaron de existir los deseos de soplar las velas el día de mi cumpleaños,  los de soplar una pestaña e incluso los de las estrellas fugaces. Por qué nunca se cumplieron, por ello deje de creer en las promesas ya que muchas me rompieron. Incluso dejé de creer en mí. Así que no te asustes si vuelve a pasar, no te asustes por qué es la forma de aliviar tanto dolor. Es la forma que me permite respirar profundo y volver a empezar. Y si realmente creyera en mi tanto como creí en las promesas, juro que haría por cumplirla. Pero hay tantos pedazos rotos que no me vale la pena. Ya no. 
Y si algún día cumplo esa promesa no será por ti, sino por mi.  Alivia tanto como quién vence el orgullo después de una discusión. Alivia tanto como beber un paso de agua después de pasear por el desierto. Tanto como poner las manos en la calefacción después de llegar del trabajo en un día de diciembre. Alivia tanto como quien te abraza cuando estas apunto de romperte. Alivia como lo hacían tus besos, tus abrazos y tú. Alivia tanto que crea adicción. Alivia tanto que hacer que el dolor de dentro desaparezca, al menos por unos instantes. Alivia tanto que no duele, que calma. Alivia tanto que quizá nadie lo entienda. Pero alivia, tranquiliza, calma...

No hay comentarios:

Publicar un comentario